Cuando alguien cuestiona sobre los valores más importantes en las relaciones personales, suelen nombrarse características o virtudes muy conocidas y aceptadas. En seguida se habla de confianza, de respeto, de saber escuchar. Alabamos la nobleza en el carácter, la fidelidad, la honradez, la lealtad. Se ensalza la sinceridad, a veces hasta extremos que llegan a la mala educación (quien no ha escuchado a alguien decir "es que yo soy muy sincero y todo lo que pienso lo digo a la cara, no me gusta la falsedad y bla, bla, bla..." después de haber soltado una impertinencia o grosería).Vivimos en un mundo repleto de coaches , emprendedores y runners en pos del éxito y la energía positiva. En esas condiciones es difícil distinguir un elemento fundamental en todas las relaciones sociales y que nunca se menciona: la estupidez. La estupidez, sí, la estupidez. Desde que me levanto y pongo la radio comienzo a escuchar estupideces. De camino al trabajo oigo a transeúntes que mantienen conv