Ir al contenido principal

El Agente Secreto

Joseph Conrad, en el capítulo III de El Agente Secreto, hace una descripción de los revolucionarios, reduciéndolos a tres categorías: vagos, fanáticos y/o vanidosos.

Y el Sr. Verloc, de temperamento idéntico a sus socios, trazaba ciertas distinciones en su mente sobre la fortaleza de insignificantes diferencias. Las trazaba con cierta complacencia, porque el instinto de la respetabilidad convencional era fuerte en su interior, superándola solamente su desagrado por toda clase de labor reconocida - defecto innato que compartía con una gran proporción de reformadores revolucionarios de una condición social dada - . Porque, obviamente, uno no se rebela contra las ventajas y oportunidades de esa condición, sino contra el precio que se tiene que pagar por lo mismo en moneda de moralidad aceptada, dominio de sí mismo y trabajo duro. La mayoría de los revolucionarios son enemigos de la disciplina y de la fatiga principalmente. Hay caracteres, también a los que según su sentido de justicia el precio exacto se muestra monstruosamente enorme, odioso, opresivo, preocupante, humillante, exorbitante, intolerable. Éstos son los fanáticos. La parte restante de rebeldes sociales está representada por la vanidad, la madre de todas las ilusiones nobles y viles, la compañera de poetas, reformadores, charlatanes, profetas e incendiarios.

 En cuanto a las ideologías y motivaciones de sus actos:

Incluso la forma de revolución más justificada la preparan impulsos personales disfrazados de credos. La indignación del Profesor encontraba en ella una causa final que le absolvía del pecado de dirigirse a la desrucción como agente de su ambición. (Cap. V)

 

J. Conrad, El Agente Secreto, Edimat Libros S.A., Madrid, 2006.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Vinca de Madagascar

Si tuviera que elegir una planta de entre todas las que poseo o he cultivado, esa sería la vinca de Madagascar. No es la planta más hermosa ni tiene las flores más espectaculares. Sin embargo es la planta que, junto con un espatifilo, me ha acompañado más años, 13 en concreto, y eso ha hecho que le tenga un especial afecto . Bueno, no exactamente. También se ha ganado mi aprecio por sus propios méritos, que son muchos. Sus flores son pequeñas y sencillas, pero hermosas, muy numerosas y con un periodo de floración muy largo. En Sevilla mis vincas comienzan a florecer bien entrada la primavera, entre abril y mayo, y dejan de hacerlo con los fríos intensos de noviembre. Ocho meses sin dejar de florecer, no está nada mal ¿no? Me aguantan perfectamente al aire libre, en macetones, con sol directo y orientación este. Sevilla no tiene unos inviernos especialmente fríos, pero no obstante siempre hay alguna semana que la temperatura ronda los 0ºC. En esas condiciones la planta se a

El enigma del acero

Lejos, en las montañas de Cimmeria, Conan escucha atento las leyendas que narra su padre. -El fuego y el viento vienen del cielo, de los dioses del cielo.Pero Dios es Crom, Crom que vive en la tierra. -Antes los gigantes vivían en la tierra, Conan, y en la oscuridad del caos engañaron a Crom y le arrebataron el enigma del acero. Crom se irritó ¡y la tierra  tembló! -continuó su padre, mientras gesticulaba violentamente-. El fuego y el viento derribaron a aquellos gigantes, y arrojaron sus cuerpos a las aguas. Pero en su ira los dioses olvidaron el secreto del acero y lo dejaron en el campo de batalla. -Nosotros lo encontramos... sólo somos hombres -dijo, apoyándose en su espada-, ni dioses ni gigantes. Sólo hombres. Y el secreto del acero siempre ha llevado consigo un misterio. Tienes que compreder su valía, Conan, ¡tienes que aprender su disciplina! -Porque en nadie, en nadie de este mundo puedes confiar: ni en un hombre ni en una mujer ni en un animal. Hacie

Vita et doctrina

Paseando por el centro de Sevilla (antes del maldito confinamiento que nos tiene enjaulados desde mediados de marzo), en la calle Cervantes, observé un antiguo azulejo situado encima de la puerta trasera del Instituto de Educación Secundaria "San Isidoro", que contenía la siguiente cita en latín del susodicho personaje: Doctrina sine vita arrogantem reddit. Vita sine doctrina inutilem facit. Lo que, en castellano, viene a significar: "El estudio sin vida te convierte en arrogante. La vida sin formación te hace inútil".  Mil cuatrocientos años después, la frase no deja de ser cierta.