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The Beatles: hastío y fin de las giras

Recuerdo haber pasado mucho miedo muchas veces. Mientras esperábamos a que un coche blindado nos llevara a unas habitaciones de hotel vigiladas, me sentaba y pensaba: 'No quiero tener que pasar por todo esto. Tenemos dinero. ¿Por qué no nos vamos a Brighton?'.
Paul McCartney.

Estábamos hartos de tanto actuar. No se me ocurría nada que nos pudiera empujar a volver a hacer cualquier tipo de gira. Estábamos cansadísimos. En nuestro caso, ya no tenía ningún aliciente. Sabíamos que era injusto para nuestros admiradores, pero teníamos que pensar en nosotros mismos.
John Lennon.

Hacia el final, a ninguno de nosotros nos apetecían las giras. No era para menos. Cuando empezamos, sólo queríamos hacer buena música. Por eso quise ser de los Beatles, porque era el mejor grupo que existía. Pero a la que tienes que salir y tocar los grandes éxitos y todo está prefabricado, no funciona. Para mí fue la peor y la mejor época de mi vida. Lo peor era que estabas veinticuatro horas al día rodeado de periodistas y gente que se peleaba por acercarse, ademas de admiradores que subían y bajaban por las cañerías para entrar en la habitación, y que llamaban a las puertas y a las ventanas. Era una auténtica locura. De haber seguido así, me hubiera vuelto loco.
Ringo Starr.

Al final de esa gira (en 1966), el último concierto en el Candlestick Park de San Francisco fue conmovedor… Esa misma noche cuando regresamos al avión que nos tenía que llevar a Los Ángeles por la costa de California, la primera cosa que dijo George Harrison al desplomarse en su asiento fue 'Bueno, ya está. ¡Ya no soy un Beatle!'. Y en efecto, por lo que respecta a los Beatles, aquello era el final. Todos iban a seguir escribiendo canciones y grabando en estudio, en los sellos de los discos y en las portadas pondría Beatles. Pero daba lo mismo. Para ellos, Beatles significaba giras en directo. Y eso se terminó el 29 de agosto de 1966.
Tony Barrow, director de relaciones públicas de The Beatles.

Lo más terrible de ser una superestrella es que todos, sin excepción, desde el guardia de seguridad hasta Lord y Lady Harlick, todo el mundo quiere algo de ti. Quieren que poses para una foto o quieren que les firmes un autógrafo. 
Murray  Kaufman, locutor radiofónico.

Era de locos. Para mí, de hecho, las giras consistían en unos guardias de seguridad que se las ingeniaban para llevar a los Beatles a toda prisa entre la multitud hasta conseguir meterlos en un camerino, tras unas puertas que se cerraban ruidosamente como en una celda. Y pensabas 'Dios mío, vamos a pasar nueve horas atrapados aquí por sólo dos conciertos'. Luego, cuando ya creías tener un poco de tranquilidad, los guardias de seguridad se daban la vuelta y exigían un autógrafo en un libro. Para mí, las giras eran eso. Ni un solo instante de tranquilidad, no había tiempo. Esto es justamente lo que más molesta a las grandes estrellas. La sensación de estar atrapado y de que no puedes escapar ni de los autógrafos, ni de las entrevistas, ni de estar continuamente actuando. Y eso es lo que detestaban ellos.
Sean O'Mahony, editor de Beatles Book Monthly.


Los Beatles, una historia oral. David Pritchard y Alan Lysaght. Juventud, Barcelona, 1999. Pp. 242 a 245.

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