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Mostrando entradas de 2020

Wicked Sound

Corría el año 1991, el tiempo pasaba entre los amigos y el instituto, disfrutando de momentos felices y mucha diversión. España vivía con gran efervescencia la llegada de los fastos que se producirían en el 92. Nada menos que unas olimpiadas en el norte, en Barcelona, y una exposición universal en el sur, en Sevilla, mi ciudad. Llegaron gentes, empresas e ideas de todos los rincones del mundo. Había una gran actividad, un dinamismo que nos contagiaba a todos haciéndonos ver con optimismo el futuro. En esas estábamos cuando en la radio comenzó a sonar Wicked Game . Compuesta y cantada por Chris Isaak, realmente fue publicada en Estados Unidos en 1989 pero no conseguiría popularidad hasta que se incluyó en la banda sonora de la película Corazón salvaje , de David Lynch (1990). Es después de entonces cuando se lanza en un disco recopilatorio de sus tres primeros álbumes, alcanzando difusión internacional y un éxito rotundo. Una vez que escuché las primeras notas arrancadas con la palanca

Vita et doctrina

Paseando por el centro de Sevilla (antes del maldito confinamiento que nos tiene enjaulados desde mediados de marzo), en la calle Cervantes, observé un antiguo azulejo situado encima de la puerta trasera del Instituto de Educación Secundaria "San Isidoro", que contenía la siguiente cita en latín del susodicho personaje: Doctrina sine vita arrogantem reddit. Vita sine doctrina inutilem facit. Lo que, en castellano, viene a significar: "El estudio sin vida te convierte en arrogante. La vida sin formación te hace inútil".  Mil cuatrocientos años después, la frase no deja de ser cierta.

Sobre el gasto y la felicidad

Mr. Micawber was waiting for me within the gate, and we went up to his room (top story but one), and cried very much. He solemnly conjured me, I remember, to take warning by his fate; and to observe that if a man had twenty pounds a-year for his income, and spent nineteen pounds nineteen shillings and sixpence, he would be happy, but that if he spent twenty pounds one he would be miserable. After which he borrowed a shilling of me for porter, gave me a written order on Mrs. Micawber for the amount, and put away his pocket-handkerchief, and cheered up. (El Sr. Micawber me estaba esperando en la puerta, subimos a su celda y lloró mucho. De una manera solemne me rogó, recuerdo, que aprendiera de su desdicha, que me diera cuenta de que si un hombre tenía veinte libras al año como ingresos, y gastaba diecinueve libras, diecinueve chelines y seis peniques, sería feliz, pero que si gastaba más de veinte libras sería desgraciado. Despues de lo cual me pidió prestado un chelín para cerveza,

El Ocho

Ningún comercio de Sevilla me ha sido tan recurrente a lo largo de la vida como la librería Maymen. Desde muy joven siempre me gustó pasear entre sus mesas repletas de libros, donde era fácil encontrar alguno interesante a buen precio. Pero el tiempo pasa y todo cambia. En mi última visita había carteles pegados en el escaparate que anunciaban el cierre del negocio (el dueño se jubilaba y nadie se hacía cargo del mismo), ofreciendo estupendas ofertas para liquidar las existencias. Hice pues mi última compra, entre otros libros adquirí El Ocho , de Katherine Neville. No sé ni por donde empezar... ¡Menudo truño! Es posible que a los que les gustó El Código Da Vinci también les entusiasme. Aliña temas parecidos: seudohistoria, seudociencia, mitología/religión, misterio, intriga, etc., todo ello sazonado de coincidencias y desenlaces fáciles. Me sorprende el gran éxito de ventas de muchos de estos títulos que son, en mi opinión, tan ridículos. La protagonista se llama Catherine y es u