Apenas he comenzado a tocar, pero ya he sido el propietario de cinco guitarras: una guitarra cada poco más de tres meses. Todas las guitarras que he comprado han sido de segunda mano, y, afortunadamente, no tenían desperfectos considerables aparte de las típicas marcas de uso o pequeñas oxidaciones.
Mi primera guitarra fue una Squier Strato Bullet en color sunburst, con dos pastillas single coil y una humbucker. Una guitarra de gama baja construida con licencia Fender y una gran fidelidad al modelo original Stratocaster, ideal para iniciarse. Pese a su precio tenía buenos acabados, el color sunburst era precioso, muy cómoda de tocar y fácilmente ajustable. Lo peor de la guitarra era, en primer lugar, que no aguantaba la afinación durante mucho tiempo, teniendo que andar afinándola constantemente. Y en segundo lugar, el sonido de las pastillas era mejorable (de eso me di cuenta después, cuando probé otras guitarras). Un instrumento muy versatil gracias al selector de cinco posiciones y la humbucker en el puente. Aunque ya no la tengo, sigo sintiendo un gran cariño por ella, siempre será mi primera guitarra. Sin duda una opción a tener en cuenta para adquirir una guitarra con la que aprender al precio más ajustado posible. No obstante hay una gran variedad de acabados y calidades dentro de este mismo modelo, puesto que Fender no las construye todas en la misma factoría, ni siquiera en el mismo país, por lo que recomendaría encarecidamente probar la guitarra antes de comprarla.
Mi segunda guitarra fue una guitarra clásica Almansa 401. Fue una ganga, la compré a un precio cinco veces menor al de venta en tienda. Le tuve que hacer unos pequeños arreglos, puesto que su anterior dueño la tenía abandonada: limpieza profunda del clavijero, diapasón, y trastes; hidratación del diapasón con aceite de linaza; cambio de cuerdas; sustitución de un tornillo del clavijero. Nada costoso ni difícil. Una gran guitarra clásica de estudio para iniciarse, con buen sonido gracias a su tapa maciza. Sin embargo finalmente me deshice de ella porque el estilo de la música que tocaba no tenía nada que ver con una guitarra clásica. Buscaba algo más metálico, más brillante, más country.
Mi tercera guitarra fue otra Squier, una Telecaster de la serie Affinity en blonde. Con mejores acabados que la anterior, y pastillas de más calidad. Muy, muy cómoda de tocar y con sonido telecaster. La guitarra era bonita, con los cromados impecables resaltando sobre el color amarillo, dándole un cierto aire vintage. Aunque esteticamente prefería la strato en sunburst, debo reconocer que esta guitarra tenía una estilo especial. Hay días que me arrepiento de haberla vendido. Otra guitarra altamente recomendable para comenzar a tocar con un instrumento decente a un precio modesto. De nuevo me gustaría recalcar que posteriormente he visto varias Squier de la serie Affinity que eran auténticos truños, así que ¡ojo! no todas se construyen igual, como ya dije Fender contrata su producción a diferentes constructores por lo que los acabados y materiales podrían variar notablemente entre guitarras aparentemente iguales: antes de comprar se deben probar.
Mi cuarta guitarra, y que todavía poseo, es una Takamine G230 con cuerpo NEX. Una guitarra acústica preciosa, y pese a los años que tiene y las marcas propias del tiempo, posee un sonido estupendo, el que buscaba. La caja proyecta con fuerza y volumen. Las clavijas aguantan la afinación durante mucho tiempo, el mástil es muy cómodo y similar al de una guitarra eléctrica, mucho más estrecho que el de una guitarra clásica, por lo que me es más fácil pisar las cuerdas correctamente. Es una guitarra ideal para practicar en casa o llevarla de viaje.
Y finalmente mi quinta quitarra. Es la guitarra eléctrica que toco actualmente, una Fender Stratocaster mejicana Classic Player ’50s del 60° Aniversario. El acabado es lacado brillante de nitrocelulosa en Desert Sand con herrajes dorados y un golpeador de aluminio anodizado dorado. El cuerpo es de aliso, un mástil y diapasón de arce con un perfil en forma de "V suave". Las pastillas (razón por la que me he dado cuenta de que las pastillas que montaban las Squier son, por decirlo de alguna manera, justitas) son tres single coil ’57/’62 Strato americanas que suenan para morirse. Con puente de trémolo sincronizado de dos puntos, selletas de acero estampadas y clavijero bloqueante, todo estilo vintage. Una maravilla que conseguí a la mitad de su precio.
Después de hacerme con la mejicana decidí plantarme. He dejado de vender y comprar guitarras porque me siento estupendamente con las dos que tengo. Cuando toco enchufado cojo la mejicana, y cuando toco algo acústico o me voy de viaje cojo la Takamine. Además todo el tiempo que le dedicaba a buscar nuevas guitarras o hacer los tratos se lo estaba quitando a lo que realmente me gustaba: tocar. Supongo que durante un tiempo sufrí un síndrome muy común entre los guitarristas, que lo denominan ataque de GAS. Se manifiesta en un deseo irrefrenable de comprar una nueva guitarra, aunque ya poseas otras guitarras. No importa que tus guitarras sean buenas, caras, suenen de cine,... quieres otra. Se actúa de manera compulsiva e irracional. He llegado a ver personas que tenían decenas (no, no exagero) de guitarras y ni siquiera eran músicos.
Tras pasar por la experiencia, quizás pueda compartir algunas ideas que me han quedado bastante claras.
"Quiero empezar a tocar la guitarra eléctrica ¿Qué guitarra me compro?". Pues bien, si no estás seguro de ser constante y dudas sobre dejarlo al poco tiempo yo te recomendaría comprarte una guitarra de iniciación. Así si finalmente lo dejas no te habras gastado mucho, e incluso recuperarás algo vendiendola después ya que el mercado de segunda mano se mueve bastante. Las hay muy baratas y con una calidad aceptable, de sobra para el sonido que vas a sacar durante el primer año. Musicalmente no vas a notar la diferencia entre una de 100-200€ y otra de 1.000€, te digan lo que te digan. La guitarra tendrá maderas baratas, electrónica deficiente y acabados básicos, pero vas a sonar igual: mál. Si te gastaras 1.500€ o 2.000€ en una guitarra te aseguro que no ibas a sonar ni de lejos como Joe Satriani tocando con un equipo de gama baja, y si no te lo crees compruébalo.
En realidad no será sólo durante el proceso de aprendizaje, probablemente jamás suenes como él tocando un equipo baratucho, te compres lo que te compres. Lo siento.
Ahora bien, si estás absolutamente convencido que la guitarra es lo tuyo y que no cejarás hasta aprender mi consejo sería distinto. En ese caso no pierdas el tiempo ni el dinero en guitarras de iniciación porque en su mayoría son malas de solemnidad. No sueñes que vas a encontrar el santo grial de las guitarras por 100-200€. No te creas el cuento de que pagas sólo la marca, que las guitarras tal o cual son iguales que las Fender o las Gibson, que la fábrica x es la monda, etc, etc, etc. Mentira. Las maderas buenas hay que pagarlas, almacenarlas durante su tiempo de secado cuesta dinero, la electrónica de calidad no se regala, las pastillas buenas son más caras que las malas, los controles de calidad altos elevan los costes de producción, las repetidas manos de acabados, la nitrocelulosa, etc, valen lo suyo. Y cuando ya empieces a saber tocar sí notarás la diferencia entre una guitarra buena y otra mala. Cómprate una buena guitarra, porque de lo contrario vas a ir saltando de guitarra en guitarra hasta hacerte con la que te gusta de verdad. Tampoco pienses en comprarte una guitarra barata y cambiarle las pastillas, porque al final te desharás de ella y te comprarás la que te gusta, habiendo malgastado un dinero considerable. Si te gusta una Fender terminarás comprándotela; si te gusta una Gibson, ídem (hay más marcas, pero hablo de ellas por ser las más icónicas). Porque si quieres sonar igual que determinado grupo o guitarrista no hay más remedio que usar los mismos instrumentos. Eso es así y punto.
Mi primera guitarra fue una Squier Strato Bullet en color sunburst, con dos pastillas single coil y una humbucker. Una guitarra de gama baja construida con licencia Fender y una gran fidelidad al modelo original Stratocaster, ideal para iniciarse. Pese a su precio tenía buenos acabados, el color sunburst era precioso, muy cómoda de tocar y fácilmente ajustable. Lo peor de la guitarra era, en primer lugar, que no aguantaba la afinación durante mucho tiempo, teniendo que andar afinándola constantemente. Y en segundo lugar, el sonido de las pastillas era mejorable (de eso me di cuenta después, cuando probé otras guitarras). Un instrumento muy versatil gracias al selector de cinco posiciones y la humbucker en el puente. Aunque ya no la tengo, sigo sintiendo un gran cariño por ella, siempre será mi primera guitarra. Sin duda una opción a tener en cuenta para adquirir una guitarra con la que aprender al precio más ajustado posible. No obstante hay una gran variedad de acabados y calidades dentro de este mismo modelo, puesto que Fender no las construye todas en la misma factoría, ni siquiera en el mismo país, por lo que recomendaría encarecidamente probar la guitarra antes de comprarla.
Squier Strato Bullet |
Almansa 401 |
Mi tercera guitarra fue otra Squier, una Telecaster de la serie Affinity en blonde. Con mejores acabados que la anterior, y pastillas de más calidad. Muy, muy cómoda de tocar y con sonido telecaster. La guitarra era bonita, con los cromados impecables resaltando sobre el color amarillo, dándole un cierto aire vintage. Aunque esteticamente prefería la strato en sunburst, debo reconocer que esta guitarra tenía una estilo especial. Hay días que me arrepiento de haberla vendido. Otra guitarra altamente recomendable para comenzar a tocar con un instrumento decente a un precio modesto. De nuevo me gustaría recalcar que posteriormente he visto varias Squier de la serie Affinity que eran auténticos truños, así que ¡ojo! no todas se construyen igual, como ya dije Fender contrata su producción a diferentes constructores por lo que los acabados y materiales podrían variar notablemente entre guitarras aparentemente iguales: antes de comprar se deben probar.
Squier Tele Affinity |
Mi cuarta guitarra, y que todavía poseo, es una Takamine G230 con cuerpo NEX. Una guitarra acústica preciosa, y pese a los años que tiene y las marcas propias del tiempo, posee un sonido estupendo, el que buscaba. La caja proyecta con fuerza y volumen. Las clavijas aguantan la afinación durante mucho tiempo, el mástil es muy cómodo y similar al de una guitarra eléctrica, mucho más estrecho que el de una guitarra clásica, por lo que me es más fácil pisar las cuerdas correctamente. Es una guitarra ideal para practicar en casa o llevarla de viaje.
Takamine G230 |
Y finalmente mi quinta quitarra. Es la guitarra eléctrica que toco actualmente, una Fender Stratocaster mejicana Classic Player ’50s del 60° Aniversario. El acabado es lacado brillante de nitrocelulosa en Desert Sand con herrajes dorados y un golpeador de aluminio anodizado dorado. El cuerpo es de aliso, un mástil y diapasón de arce con un perfil en forma de "V suave". Las pastillas (razón por la que me he dado cuenta de que las pastillas que montaban las Squier son, por decirlo de alguna manera, justitas) son tres single coil ’57/’62 Strato americanas que suenan para morirse. Con puente de trémolo sincronizado de dos puntos, selletas de acero estampadas y clavijero bloqueante, todo estilo vintage. Una maravilla que conseguí a la mitad de su precio.
Fender Stratocaster Classic Player 50's 60º aniversario |
Después de hacerme con la mejicana decidí plantarme. He dejado de vender y comprar guitarras porque me siento estupendamente con las dos que tengo. Cuando toco enchufado cojo la mejicana, y cuando toco algo acústico o me voy de viaje cojo la Takamine. Además todo el tiempo que le dedicaba a buscar nuevas guitarras o hacer los tratos se lo estaba quitando a lo que realmente me gustaba: tocar. Supongo que durante un tiempo sufrí un síndrome muy común entre los guitarristas, que lo denominan ataque de GAS. Se manifiesta en un deseo irrefrenable de comprar una nueva guitarra, aunque ya poseas otras guitarras. No importa que tus guitarras sean buenas, caras, suenen de cine,... quieres otra. Se actúa de manera compulsiva e irracional. He llegado a ver personas que tenían decenas (no, no exagero) de guitarras y ni siquiera eran músicos.
Tras pasar por la experiencia, quizás pueda compartir algunas ideas que me han quedado bastante claras.
"Quiero empezar a tocar la guitarra eléctrica ¿Qué guitarra me compro?". Pues bien, si no estás seguro de ser constante y dudas sobre dejarlo al poco tiempo yo te recomendaría comprarte una guitarra de iniciación. Así si finalmente lo dejas no te habras gastado mucho, e incluso recuperarás algo vendiendola después ya que el mercado de segunda mano se mueve bastante. Las hay muy baratas y con una calidad aceptable, de sobra para el sonido que vas a sacar durante el primer año. Musicalmente no vas a notar la diferencia entre una de 100-200€ y otra de 1.000€, te digan lo que te digan. La guitarra tendrá maderas baratas, electrónica deficiente y acabados básicos, pero vas a sonar igual: mál. Si te gastaras 1.500€ o 2.000€ en una guitarra te aseguro que no ibas a sonar ni de lejos como Joe Satriani tocando con un equipo de gama baja, y si no te lo crees compruébalo.
En realidad no será sólo durante el proceso de aprendizaje, probablemente jamás suenes como él tocando un equipo baratucho, te compres lo que te compres. Lo siento.
Ahora bien, si estás absolutamente convencido que la guitarra es lo tuyo y que no cejarás hasta aprender mi consejo sería distinto. En ese caso no pierdas el tiempo ni el dinero en guitarras de iniciación porque en su mayoría son malas de solemnidad. No sueñes que vas a encontrar el santo grial de las guitarras por 100-200€. No te creas el cuento de que pagas sólo la marca, que las guitarras tal o cual son iguales que las Fender o las Gibson, que la fábrica x es la monda, etc, etc, etc. Mentira. Las maderas buenas hay que pagarlas, almacenarlas durante su tiempo de secado cuesta dinero, la electrónica de calidad no se regala, las pastillas buenas son más caras que las malas, los controles de calidad altos elevan los costes de producción, las repetidas manos de acabados, la nitrocelulosa, etc, valen lo suyo. Y cuando ya empieces a saber tocar sí notarás la diferencia entre una guitarra buena y otra mala. Cómprate una buena guitarra, porque de lo contrario vas a ir saltando de guitarra en guitarra hasta hacerte con la que te gusta de verdad. Tampoco pienses en comprarte una guitarra barata y cambiarle las pastillas, porque al final te desharás de ella y te comprarás la que te gusta, habiendo malgastado un dinero considerable. Si te gusta una Fender terminarás comprándotela; si te gusta una Gibson, ídem (hay más marcas, pero hablo de ellas por ser las más icónicas). Porque si quieres sonar igual que determinado grupo o guitarrista no hay más remedio que usar los mismos instrumentos. Eso es así y punto.